Para ti hijo, que hoy cumples 27 años.
Mes 3 año 92
Humberto apenas podía con sus ojeras el día de su boda. Se casaba
en un año bien duro del llamado "Período Especial en tiempos de paz".
Así
que esa misma madrugada la había dormido en un portal de la calle Monte en
espera de la empanada de “carne asignada " , bien
regulada por una una tarjeta especial en honor a su fecha de enlace
. Se incluia también en aquel "bendito" racionamiento
un cake, cervezas, refrescos y cinco botellas de ron.
Aún
así celebró una fiesta digna para tan malos tiempos. El descuidado jardín
de lo que aún era una majestuosa casa en El Residencial Casino Deportivo sirvió de marco a una alegre, familiar y divertida ceremonia.
Mes 9 Año
93
Con
apenas seis meses de vida intercalabas horas del sueño en tu habitacíon y otras
tantas en la sala , jugando a engañar las amargas y calientes horas de
los temibles apagones de ocho horas contínuas . Tú, con tu "perrito de peluche" en
la almohada, dormido y protegido ; yo y mi mano fusionada a un
improvisado abanico supliendo las aspas de tu ventilador.
No nos acostumbramos al picoteo de los pollos de Angelito en nuestro tejado , pero si a sonreir con tu gracioso caminar entre las brumas fantasmales de la casa tras una noche si y otra también amparados por la Luna.
No nos acostumbramos al picoteo de los pollos de Angelito en nuestro tejado , pero si a sonreir con tu gracioso caminar entre las brumas fantasmales de la casa tras una noche si y otra también amparados por la Luna.
Saliste
"lechero", matemáticamente improbable para que rindiera el único litro
diario. Por suerte tu amistoso paladar admitia cualquier otra etiqueta
conseguida en oscuros mercados , ya se tratara de leche condensada, evaporada, de vaca
y hasta de chiva.
Luego, desde aquel silloncito de cuerdas y aluminio heredado por sucesiones....contabas cuentos viejos al abuelo ya nuevo de tanto quererte.
Luego, desde aquel silloncito de cuerdas y aluminio heredado por sucesiones....contabas cuentos viejos al abuelo ya nuevo de tanto quererte.
Si que
fueron tiempos difíciles, se que también se vivieron con deseos, corazón e
intensidad. Porque a pesar de tantas dificultades , a pesar de tanta escasez, nos alimentaba aún la esperanza e irradiabamos un poco de optimismo y
mucha, pero mucha fé.
Es por
ello que hoy quiero compartir el siguiente escrito de hace casi 7 años:
miércoles, 5 de
junio de 2013
¡Éramos tan sanos!
Un
estudio aparecido en el British Medical Journal asegura que fueron beneficiosos
para la salud de los cubanos el hambre y las vicisitudes que padecimos durante
los años del Período Especial.
Según
dicho estudio, en aquellos años, debido a la drástica disminución en la
ingestión de calorías y la consiguiente disminución del peso corporal de las
personas, se redujo considerablemente la mortalidad por diabetes y enfermedades
cardiovasculares en Cuba.
También
asegura el estudio que fue muy beneficioso para los cubanos que la dieta
forzosa se viera complementada por largas caminatas y los viajes en bicicleta a
los que nos vimos obligados porque la falta de combustible hizo que colapsara
el transporte público.
Para
los que vivimos aquellos duros años 90, cuando parecíamos zombis a los que, de
tan flacos, las raídas ropas se nos caían del cuerpo, resulta insultante la
desfachatez de estos doctores que, si no son cretinos con diplomas, deben ser
fieles admiradores de Joseph Mengele.
¡Extraño
y bien insensible modo el de estos doctores de calcular la mortalidad! Debían
explicar que en aquellos años disminuiría la mortalidad por diabetes y
enfermedades cardiovasculares, pero aumentaron los suicidios por pura
desesperanza, los devorados por los tiburones y los ahogados en el estrecho de
la Florida. Y ya que hablan de la conveniencia de combatir el sedentarismo,
cómo no, también de los ciclistas fallecidos en accidentes de tránsito o los
que mataron para robarles sus bicicletas.
También
hubo muertos e incapacitados por enfermedades propias de campo de
concentración, como la polineuritis que padecieron millares de cubanos. Las
autoridades sanitarias del régimen atribuían la rara enfermedad al abuso del
alcohol y el tabaco para no admitir que se debía a la desnutrición.
Pero
supongo que los autores del estudio, científicos al fin y que solo entienden de
cifras y experimentos, no deben estar demasiado interesados en este tema.
Después de todo, se trata del Tercer Mundo, específicamente de cubanos.
Las
personas, que se iban para el trabajo con un vaso de agua con azúcar o un
cocimiento de jengibre, hojas de naranja o caña santa como desayuno, se
desmayaban en las guaguas, en la calle; los niños en las aulas, los presos y
los reclutas en las formaciones, pero es posible que no hayan sido demasiados
los cubanos que fallecieron de inanición durante el Periodo Especial.
Sé
que siempre habrá alguno que diga -y tendrá razón- que en el África
subsahariana es mucho peor. Pero eso, al menos a mí, no me sirve de consuelo.
Según
el estudio, en la primera mitad de los años 90, la dieta de los cubanos se
redujo de 3,000 calorías diarias por persona a 2,200. Es poco, pero basta para
no morir de hambre. En 1946, la doctora Adelheid Wawerka afirmó que “una dieta
de sólo 1,500 calorías diarias es demasiado pequeña para vivir, pero demasiado
grande para morir”. Los cubanos, siempre tan excepcionales, tuvimos a nuestro
favor 700 calorías de más para sobrevivir. Al menos según el estudio del
British Medical Journal.
En realidad,
estuvimos más cerca de la “inanición científica” de que hablaba la doctora
Wawerka que de las 2,200 calorías que dicen en el British Medical Journal.
Incluso hoy, debido al alto costo de los alimentos en relación a los bajísimos
salarios, no son muchos los cubanos que pueden ingerir esa cantidad de
calorías.
La
dieta de los cubanos de a pie (por supuesto que no me refiero a la élite
privilegiada y a los ricos que ya hay) sigue bien distante de las 2,500
calorías que se supone debe consumir diariamente un adulto. Se calcula que la
dieta diaria de un cubano promedio -de los que comen viandas, arroz y frijoles
y de vez en cuando, si tienen dinero, vegetales, huevo y pollo- está por debajo
de las 1,500 calorías.
El
estudio del British Medical Journal considera que éramos un pueblo más
saludable en los años del Periodo Especial, cuando estuvimos a un pasito de la
olla colectiva. Pero, en vez de quedarnos como estábamos, bien flacos, con las
costillas afuera y los pantalones cayéndose, apretando el culo y dándole a los
pedales de las bicicletas que enviaron los camaradas chinos, en cuanto
autorizaron las remesas, despenalizaron el dólar, acudieron los inversionistas
extranjeros y Venezuela sustituyó a la Unión Soviética, nos dio por comer un
poco más y mejor y por recuperar las libras que habíamos perdido. En
consecuencia, nuestro castigo fue enfermar de diabetes y sufrir infartos y
accidentes cardiovasculares.
¡Malagradecidos
que somos los cubanos! ¡Cuánto nos quejábamos del Período Especial, cuando
éramos tan sanos! ¿Será cierto eso de que uno nunca sabe lo que tiene hasta que
no lo pierde?
Luis
Cino
Cubanet,
22 de abril de 2013.
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