Tal vez habría que empezar diciendo que la palabra guagua se usa en la expresión de guagua y como sustantivo, equivalente en este caso a autobús. La expresión de guagua, 'de balde', es más antigua y se registra en América y España en el siglo XIX. El cubano Esteban Pichardo (1836) fue el primero en registrarla, según Corominas. En cambio, este autor en su Diccionario Crítico Etimológico no da fecha para la documentación de guagua 'autobús', aunque para él dicho término "es cubano desde luego", y opina que puede ser adaptación del inglés wagon, 'carruaje'. Los americanos, según nos informa, denominaban así los carruajes de transporte militar y un automóvil mediano empleado para el transporte gratuito de personas. Visto esto, es probable que, después de la guerra por la independencia de Cuba (1898), la inmediata ocupación americana y la posterior dependencia económica, en la isla antillana estuvieran en uso dicho tipo de vehículos.
Tomado de la Academia Canaria de la Lengua
Tomado de la Academia Canaria de la Lengua
Por José Luis Diez Galván
Estoy en una parada en espera de la guagua que me llevara al
hogar después de una ardua faena de trabajo poco remunerado, pero que
estoicamente asumo con la resignación inherente a mi generación.
Se ve en la distancia lo que tanto ansío , después de tanto tiempo sometido al vapor tropical , mi cerebro ya lo alucina como molino
de viento que se acerca desafiante a mi encuentro , tal vez como se espera un Oasis en el
extenso Desierto.
No me encuentro solo, a mi alrededor hay una multitud
desesperada y retadora que está dispuesta a todo para no quedarse varada.
Por fin llega y se detiene articulando las válvulas de aire a presión de
sus sistemas, para emitir ese rugido viril de fiera amenazante que resulta tan familiar.
La humanidad
que la espera no se amilana por ese bramido, corre en estampida hacia él, y
entre ellos yo que me siento diminuto, vulnerable pero saco de mis entrañas la
máxima espartana de que tengo que asumir el reto: con el “escudo o sobre el
escudo”.
El enjambre se
abalanza y se arremolina en las afueras de las tres puestas del monstruo
después de pagar el tributo que exige el cobrador que extiende su mano por una de las esclusas de la nave.
La espera se alarga, las puestas no se abren , el público comienza a impacientarse.
Hay quienes se encuentran en el vientre del monstruo que no
pueden abandonarlo y los que como yo esperan ser devorados , al fin las
bocas se abren , nos enfrentamos con odios fugaces, unos por no poder bajar y otros por no poder subir .
Es el momento de mayor impaciencia y clímax , los rostros y
los improperios lo dicen todo. Nada se deja a la imaginación.
Por obra de un milagro estoy dentro ,! SI !!
No sé cómo fue… de ahí quizás la mítica canción del Benny... pero me
siento ya un Gladiador.. es solo un instante.
Dentro del autobús el
panorama no es alentador, pronto se me olvida que estoy más cerca de llegar al
destino. Fuera, los rayos del sol son una caricia si lo comparas a la
temperatura interna del vagón producida por un vaho de infinitas fuentes
El aire se enrarece y se hace insuficiente para mis pulmones
de añejo fumador. El hedor es profundo, indefinido y tiene múltiples orígenes
,todo un reto determinar un adjetivo
para describirlo.
El espacio para moverse es de unas pocas micras , por lo que
es mejor quedarse quieto o esperar que la marea humana te
arrastre , antes debes luchar por no alejarte de las salidas por donde ser evacuado cuando llegue el
momento .
Cuan iluso aún soy.
Al fin ,el aparato
arranca y bufando se aleja del lugar donde una vez estuviste en la amarga
espera. Es cuando tienes alzas la mirada y recorres el entorno.
Hay personas de todas las edades , todas las razas en una Nación y cualquier
procedencia y vestimenta.
Solo la expresión del rostro marca la diferencia.
Los que ya estaban se
saben victoriosos de batallas pasadas
,se les nota en sus gestos guerreros
y en cambio, los que acabamos de
subir somos novatos que esperan su bautismo , aunque todo es relativo. En la
próxima parada mostramos ya caras de veteranos y son los que llegan los que lucirán cual ciervos acorralados.
Me percato que se escucha un sonido poco descriptible de
varios lugares, trato de percibir la fuente aunque me resulta difícil. Hay
también otros sonidos que se mezclan e interfieren…el ruido del motor del
vehículo, el del aire comprimido de los sistemas de freno y amortiguación que
salen expedidos por segundo , el claxon repetitivo y fuerte, los
alaridos de los que quieren salir desesperados
por estar lejos de las puertas. Los que son el motivo de que se
mantengan las puertas abiertas y a la vez exigen que los demás caminen para
ellos poder entrar y con ello continuar el viaje (exigencia vengativa de los choferes de no
arrancar hasta que el vehículo no tenga la hermeticidad permitida por las
autoridades) .
En medio de este panorama trato aun de buscar el origen de
ese sonido mezclado e indefinido que me llega a un volumen considerable , pero
aun indescifrable .
Al fin las puertas se cierran con ayuda exterior de un
desconocido que prensa los cuerpos, ya del todo enlatados hay gritos y gemidos que poco a poco se
desvanecen .
Entonces.. ¡Eureka! Finalmente logro percibir de qué trata el sonido
perturbador. Es nada manos que la mezcla
de dispositivos de audio incluyendo la vocina principal de la guagua.
Nada, un todo en uno , como para aburrirnos. Y ahí
tenemos dos reggaetones de factura
nacional , uno extranjero y una timba de baja.
Todos al mismo tiempo y a puro volumen.
Primero te molesta ,espera, y luego te taladrará los sesos.
Me concentro en temas
agradables, traigo a mi mente el frescor de una playa, saboreo un rico Mojito,
me convierto en Buda. Un seco frenazo y la siguiente reacción en cadena que
provoca me devuelve a la realidad.
Y llegan y van más
paradas con el mismo ciclo de puertas cerradas, puestas abiertas
avalancha de personas y vocablos agresivos, empujones y sobre todo música
mezclada y estridente.
Se rebana mi cerebro mientras esquivo lo que parece ser un carterista.
Lo mejor que tienen los momentos malos es que no son para
siempre y aunque falta ,ya se anuncia el Horizonte ,adiós a mi Purgatorio.
¿Pero que me sucede? Comienzo a estresarme. Las puertas
están atascadas de gente y mi impaciencia se desborda al no poder bajar.
¡Permisooooo! Oigo un grito que me ensordece y me sorprende
saber que proviene de mi desgarrada garganta en un total descontrol emocional.
Conecto con un Coro
de sopranos y tenores que a mi alrededor comienzan a gritar la misma expresión que
obra como un milagro ante la masa
desbordada que se reacomoda para poco a
poco abrirle paso a la desesperación.
El ómnibus se detiene asmático con su aire comprimido. Ahora
soy yo el que sufre por salir. Me estrujan cual papel de cartucho inexistente.
Salgo al fin despedido, escupido por la béstia rodante que
sigue desafiante su rumbo .
Entra el aire en mis pulmones , mi piel se colorea , tomo
formas humanas . Camino y me hallo ligero, solo ligero, no triunfante.
Porque como los
espartanos, bajé sobre el escudo, no con el escudo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario