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domingo, 22 de enero de 2012

Pegarse con el doble ocho.

- "Comandante , nos veremos en el Infierno!

 - "Nos veremos "





 

 

 


DW-WORLD habló con Manuel Fraga,  ex ministro español y ex presidente de Galicia sobre esa relación y sobre el futuro de Cuba.

Un ex ministro de Franco y un jefe revolucionario pueden tener cosas en común. Las raíces, por ejemplo. “Yo tengo una relación con Cuba muy particular porque yo soy hijo de emigrantes que se conocieron en Cuba”, dice Fraga. También el padre de Fidel Castro fue uno de esos gallegos que se marcharon a “hacer las Américas”. “Era de una provincia de Lugo, de la que vengo yo también”, comenta Fraga.
“Le hice notar a Fidel Castro cuando vino a Láncara [pueblo natal del padre de Castro] que los que emigraban a Cuba no eran los hijos de los grandes terratenientes de Galicia, ni de los empresarios. Eran los hijos de las familias numerosas del campesinado”. Y por su compromiso con esos gallegos que emprendieron el viaje hacia Cuba, que fueron muchos, considera Fraga una obligación mantener buenas relaciones con la isla. “El centro gallego de Cuba era uno de los mejores centros gallegos de América. Yo tengo verdadero cariño por Cuba y tengo la obligación de defender a los gallegos de allí”.
DW-WORLD: ¿Cuándo se encontró usted por primera vez con Fidel Castro?
M. F.: En el 91, en Cuba. Él me llevó a ver el lugar donde practicaba su deporte favorito, que era la pesca submarina, rodeado de cuatro o cinco guardaespaldas que llevaban unos enormes pistolones en unas fundas de plástico. Entonces estaba en plena forma. Y era una zona no lejana a la famosa batalla de Cochinos, donde [Fidel Castro] tenía un lugar de refugio y donde me explicó su teoría sobre la mejor preparación de la langosta.
Manuel Fraga fue durante 16 años presidente de Galicia. 
DW-WORLD: Comparando su biografía política con la de Fidel Castro, saltan a la vista las diferencias ideológicas. ¿Forma la política parte de sus conversaciones o tratan ustedes de evitar el tema?
M. F.: La conversación política la tuvimos al año siguiente, en el 92. Fidel Castro pidió venir a Galicia y en ese momento tuvimos una conversación larga, de tres horas por lo menos, en la que yo le expliqué la necesidad, tal y como yo la veía, de hacer una transición. Porque aquello, después de él, no podría durar. Le insistí muchísimo en esto. No le pude convencer. Y hay un testigo de esa conversación que es Mario Vázquez Raña, el dueño de la antigua cadena Sol, de más de 60 periódicos en México. Fidel Castro ha aludido a esa conversación, desfigurándola, en unas declaraciones a un señor Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, en las que dice que yo le propuse el modelo de transición de Nicaragua. ¡Yo le propuse la [transición] española!
DW-WORLD: ¿Ha llegado para Cuba el momento de la transición?
M. F.: Pues yo sospecho que sí, pero la verdad es que la transición en Cuba depende de tres factores que no son fáciles de poner de acuerdo. Hace falta que Washington proceda con sentido común, hace falta que en Miami los exiliados hagan lo mismo y hace falta que en La Habana, Raúl Castro y sus colaboradores hagan lo mismo. No son tres cosas fáciles de poner de acuerdo, pero todo depende de eso. Y Cuba se lo merece.
DW-WORLD: Usted ha vivido ya como político en activo una transición a la democracia- la española. ¿Qué consejo le daría a Fidel Castro y a la oposición deseosa de emprender el cambio?
M. F.: Yo a Fidel Castro le expuse mi opinión en aquella ocasión y le propuse hacer una transición como se hizo en España. Buscando ese acuerdo: con Washington, con Miami… aquí nos pusimos de acuerdo socialistas, comunistas, gente como yo, del centro-derecha, etc. y llegamos a hacer juntos una Constitución. Eso es lo que hay que hacer allí. Lo malo es que la propia oposición a Fidel Castro en Miami está muy dividida. Pero dicho todo esto, el consejo es: sentido común en Washington, sentido común en Miami y sentido común en La Habana.
DW-WORLD: ¿Cree usted que, teniendo en cuenta la situación actual, logrará imponerse el sentido común?
M. F.: Fidel Castro ha nombrado a un grupo de seis personas, no ha dejado el poder solamente a su hermano Raúl Castro, que por cierto es un hombre realista. Yo fui muy amigo de Eduardo Barreiros, un industrial español que intentó allí [en Cuba] construir una industria de motores, y que me dijo “yo he dado aquí cuatro o cinco consejos de sentido común. Cuando se los he expuesto a Fidel no me escuchó, cuando hablé con Raúl acabaron por tener realización”.
Para Manuel Fraga, ha llegado el momento de iniciar una transición “a la española” en Cuba.  DW-WORLD: España, la Unión Europea… ¿qué papel podrían jugar en esa posible transición cubana?
M. F.: Me temo que no mucho, porque esta es una zona de influencia claramente americana. Fidel Castro pasó un momento muy apurado cuando fue Gorbachov a explicarle que no podría seguir recibiendo la ayuda de Rusia: fue un momento muy difícil, sumamente difícil, pero ahora lo había resuelto con la amistad con Chávez, quien aprovechando el alto precio del petróleo le estaba ayudando a cambio de recibir maestros, médicos, etc. Y el triunvirato de Castro, de Chávez y de Evo Morales se había separado del resto de la izquierda sudamericana. Concretamente, Lula no quiso entrar en eso, tampoco quiso entrar Tabaré Vázquez. Pero en definitiva, en este momento no hay duda ninguna de que la desaparición de Fidel, si se produce, porque no tenemos muchos datos sobre todo esto pero algo serio debe pasarle, evidentemente dará lugar a algo que va mucho más allá de Cuba. Porque en todo este triunvirato el que movía las ideas era él.
DW-WORLD: Chávez también tiene intereses en la isla. ¿Cómo ve usted el caso de Venezuela?
M. F.: El caso de Venezuela es distinto y en el mismo momento en el que cambien las cosas en Cuba, empezarán a cambiar en Venezuela también. Hay que recordar que Chávez ya estuvo fuera del poder unos días, lo que ocurre es que no hubo preparación suficiente de la alternativa. Pero Venezuela es un país que tiene hoy todas las posibilidades y que no debe jugar el papel que está jugando de financiar la subversión.
DW-WORLD: ¿Hablaría usted de Fidel Castro como de un “amigo”?
M. F.: Yo no tengo porque hablar de amistades en este asunto. Estamos hablando de interés internacional y ese tema no se juega por amistades. Pero tengo que decir que yo tuve con él diálogos razonables y en los que escuchó. Luego no hizo caso.
DW-WORLD: ¿Echaría usted de menos a Fidel Castro si éste llegase a retirarse definitivamente del poder?
M. F.: No. Yo creo que la experiencia que él ha hecho en Cuba está agotada y es necesario que se produzca una evolución. Pero una evolución que no suponga ahora un baño de sangre. Vuelvo a decir: la transición que hicimos en España es un modelo que en este momento puede servir para Cuba también.


1 comentario:

  1. Si, esa fue la despedida en el aeropuerto de Santiago de Compostela que se dieron los dos, Castro no aceptaba los consejos de cambios en Cuba.
    Despué de eso, silencio. No se volvieron a hablar.

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